miércoles, 19 de enero de 2011

Convicciones


Posiblemente tienes muy claros tus objetivos, sabes lo que quieres en la vida o los aspectos que deseas cambiar de ella, tienes un plan claro, unos subobjetivos marcados pero, no sabes muy bien porque razón, las cosas no marchan.
Te voy a presentar al pequeño culpable de este hecho. Es tu crítico interior. Sí, todos tenemos una vocecita interior que saca los peros a todos tus planteamientos, aquel que te dice lo mal que salió aquella vez y el que solamente saca lo malo de las cosas. Parece que es más fuerte que tu, utiliza técnicas de persuasión muy sucias... Es ese demonio que tenemos en nuestra cabecita, pero como no, donde hay mal, hay bien y viceversa. Sí, también tenemos un “coach” interior. Aquel que te impulsa, que te motiva, que te anima, que sabe ver las cosas positivas y que te recuerda que las cosas puede salir bien. Ese que celebra tus logros y te recuerda que no hay mal que por bien no venga. Tu decides, que actitud quieres tomar, cómo quieres ver las cosas, pero te invito a que leas en este blog:
Habla de la importancia de la psicología positiva y del optimismo en general. La idea es aprender a controlar a tu yo “boicoteador “ y hacer más caso al “coach” interior. Esta demostrado que las personas negativas son menos realistas que las personas positivas, pues saben “ver el bosque más allá de los árboles”

¿Y todo esto a qué viene? Pues bien, la teoría es muy buena, pero yo no puedo convencerme de la noche a la mañana de que soy capaz, de que puedo hacerlo, yo no puedo cambiar mi manera de ser y de pensar. Pues tienes razón, por eso, en este apartado, el objetivo es que seas consciente de cómo el convencimiento te puede poner en acción, de cómo tus creencias sobre ti determinan lo que eres y de cómo utilizar ese poder a favor tuyo.

Puede que creas que te faltan recursos, que no puedes aspirar a tanto, que tus objetivos son difíciles para ti, que no tienes las capacidad de conseguirlo...
Ahora te propongo un ejercicio, piensa en gente que admiras, gente importante que creas que ha conseguido objetivos muy altos, no sé: Obama, Neil Amstrong, Amancio Ortega, Thomas Edison... ¿Qué consiguieron? El primer presidente estadounidense negro, el primer hombre que pisó la luna, el empresario más importante y rico de España, el inventor de la bombilla eléctrica... Y ahora te pregunto: ¿Qué crees que tienen en común? Yo te respondo: Tenían la convicción de ser la persona adecuada para alcanzar lo conseguido, tenían esa seguridad.
Y seguramente es eso lo que les diferencia del resto, que los demás no lo pensamos.

Tenemos un serie de creencias limitadoras que nos obstaculizan a cumplir nuestros objetivos, hace unos meses di con un artículo escrito por Mertxe Pasamontes, autora del libro “Coaching, un paso hacia el futuro”, libro que os recomiendo, para introduciros en el mundo del coaching de forma muy sencilla y a través de vídeos, el artículo está colgado en la red en su blog: http://www.mertxepasamontes.com Y os dejo con él:

¿Reconoces tus creencias limitadoras?
Decía Igor Sikorsky (el ingeniero que desarrolló algunos de los primeros modelos de aviones y helicópteros) que: Según respetados textos de aeronáutica, el abejorro no puede volar a causa de la forma y el peso de su cuerpo en relación con la superficie de sus alas. Pero el abejorro no lo sabe. Y por eso sigue volando.
Las creencias son significados, interpretaciones, definiciones, etiquetas que ponemos a la realidad. Son interpretaciones de la realidad, no hechos  verificables. Son hipótesis que tenemos sobre algo que no se pueden demostrar (si se pudieran demostrar, estaríamos hablando de ciencia o de hechos objetivos, no de creencias). Lo malo es que en muchas ocasiones no somos capaces de hacer esa distinción tan fácilmente. Tenemos una determinada experiencia sobre algo y la generalizamos. Tenemos creencias sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre las cosas. A veces se realiza una distinción conceptual entre valores (conscientes) y creencias (inconscientes). Pero el caso, es que las creencias, seamos o no conscientes de ello, determinan nuestro comportamiento.
Veamos algún ejemplo sencillo: (caso real) un chico se encuentra en una discoteca y ve a una mujer que le gusta pero no se acerca a decirle nada. Se excusa diciendo que no era el momento. Cuando exploras un poco más descubres que en realidad piensa que es muy poco atractivo para atraer a una mujer guapa. Otro caso (real), una persona no le pide un aumento a su jefe porque dice que no es el momento. Cuando indagas el verdadero motivo es que no cree en su valía profesional. Como veis, podríamos encontrar miles de ejemplos a poco que miremos a nuestro alrededor o en nuestro interior. La mayoría de las supersticiones, son también un tipo de creencias, como vemos en este ejemplo de Miquel Barcelò cuando responde a la pregunta de si tiene algún amuleto:  Tengo mi gri-gri,amuleto preparado hace veinte años por mi amigo brujo de Mali. ¡No tomaría un avión si me lo dejara en casa!
Una distinción que hacemos en PNL (y en psicología cognitiva con otros términos) es entre creencias limitadoras o stop (no soy capaz, no puedo, no sabré, no valgo, etc) y creencias potenciadoras o go (soy capaz, lo haré bien, aprenderé, etc). Como podéis deducir, nos interesa tener el máximo de creencias potenciadoras y el mínimo de limitadoras. Al fin y al cabo ya que son sólo interpretaciones de la realidad, escojamos aquellas que nos posibiliten, no las que nos limiten.
Cambiar creencias no es fácil ya que el proceso de creación de las mismas empieza en nuestra más “tierna infancia” en el contexto familiar, escolar y social y prosigue en la edad adulta. Es difícil sustraerse de eso. Pero como dice Borja Vilaseca en su artículo sobre La crisis de los 40 : Sólo cuestionando las creencias con las que hemos ido creando nuestra identidad, podemos llegar a ser libres mentalmente“.
Existen diversos modos de hacerlo, como puede ser con un proceso de selfcoaching, poniendo en cuestión nosotros mismos aquellas creencias que creemos que nos limitan o con ayuda externa (como el coaching, la terapia, cursos, etc) si son creencias profundamente arraigadas. En cualquier caso es un sano ejercicio de higiene mental, deshacernos de aquello que nos limita sin ningún motivo real. Otra cosa son los hechos

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