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jueves, 20 de enero de 2011
Detecta tus creencias limitadoras


Detecta tus creencias limitadoras
Ahora que ya sabemos el poder que tienen nuestras creencias y éstas en forma de convicciones, vamos a indagar en nuestro interior para saber qué hace que no podamos conseguir nuestros objetivos.
Vamos a hacer un ejercicio en el cual lo único que necesitas es contestar sinceramente y apuntarte las respuestas en un papel:
1.- ¿Cuál es mi objetivo? Piensa en él: dónde quieres llegar, cómo quieres ser, qué quieres conseguir... Sólo cuando lo tengas muy claro, pasa a la siguiente pregunta. ¡Apúntalo!
2.- ¿Qué te impide ponerte en acción para conseguirlo? Piensa en el porqué te cuesta tanto conseguirlo, porqué te da a veces pereza ponerte en acción, porqué si tanto lo deseas algo te impide acercarte... ¡Apúntalo!
La mayoría de gente creemos que no podremos conseguir nuestros objetivos. Lo primero que se nos pasa por la mente cuando nos preguntan porqué no hacemos nada para ponernos en acción son cosas como: No sé, no podré, es muy difícil, más adelante, no lo merezco...
¿Realmente has contestado lo que te limita?
Imaginemos que una persona tiene el objetivo de hacerse rico, y un coach le pregunta ¿Qué te impide ponerte en acción? ¿Qué creéis que responderá?
Pues dirá: Porqué no se cómo hacerlo, porque hay que trabajar muy duro...
¿Creéis que Bill Gates, Amancio Ortega, Ingvar Kamprad o Karl Albrecht fueron obsequiados con la fórmula secreta de la riqueza? Un día se levantaron y se dijeron: Hoy crearé la empresa más beneficiosa del mundo, crearé Windows o Zara o Ikea o Aldi. ¡Pues claro que no! ¿Sabéis que ocho de los diez que forman parte de la lista de los más ricos de 2010 eran personas de estatus medio? ¿Sabéis que la mayoría de ellos no tienen títulos universitarios?
Pues ¿qué pudieron hacer para llegar tan alto?
Pues todos ellos tenian algo en común: Que no se dejaron llevar por creencias limitadoras que les decían que no podrían ser ricos jamás, sino que tenían la convicción de que un día lo serían.
Aquí tenéis una lista de la mayoría de creencias limitadoras, léelas, analízalas, y detecta cual o cuales son las que te limitan:
• Las cosas van a salir mal
• No creo que pueda lograrlo
• Hoy va ser un día terrible
• No sirvo para nada
• No le agrado a la gente
• Es difícil producir dinero
• Trabajar es aburrido y cansón
• Detesto mi vida
• Soy bruto, soy tonto, soy torpe
• Todo me sale mal
• Tengo mala suerte
• Nunca me alcanza el tiempo
• No soporto que me critiquen
• Es lógico que siempre me sienta mal
• La gente es mala y hay que cuidarse de todos
• No existen hombres (o mujeres) que valgan la pena
• Yo soy así y no puedo cambiar
• Estoy preocupado(a)
• Para qué habré nacido. La vida es terrible
• Tengo muchos defectos
• Los problemas me persiguen
• Lo bueno dura poco
• Yo olvido pero no perdono
• Me odio, no me soporto
• Me las van a pagar
• No merezco que nadie me ame
• Mi familia no me gusta
• Seguro que voy a enfermarme
• No quiero vivir
Ya veis que nuestro “yo” crítico puede hacernos mucho daño y lo mejor es darse cuenta de que estas son creencias que seguro que no tienen mucho que ver con la realidad así que hay que cambiar lo que no con lo que sí. En el siguiente ejercicio veremos cuales son nuestras cualidades.
miércoles, 19 de enero de 2011
Convicciones



Te voy a presentar al pequeño culpable de este hecho. Es tu crítico interior. Sí, todos tenemos una vocecita interior que saca los peros a todos tus planteamientos, aquel que te dice lo mal que salió aquella vez y el que solamente saca lo malo de las cosas. Parece que es más fuerte que tu, utiliza técnicas de persuasión muy sucias... Es ese demonio que tenemos en nuestra cabecita, pero como no, donde hay mal, hay bien y viceversa. Sí, también tenemos un “coach” interior. Aquel que te impulsa, que te motiva, que te anima, que sabe ver las cosas positivas y que te recuerda que las cosas puede salir bien. Ese que celebra tus logros y te recuerda que no hay mal que por bien no venga. Tu decides, que actitud quieres tomar, cómo quieres ver las cosas, pero te invito a que leas en este blog:
Habla de la importancia de la psicología positiva y del optimismo en general. La idea es aprender a controlar a tu yo “boicoteador “ y hacer más caso al “coach” interior. Esta demostrado que las personas negativas son menos realistas que las personas positivas, pues saben “ver el bosque más allá de los árboles”
¿Y todo esto a qué viene? Pues bien, la teoría es muy buena, pero yo no puedo convencerme de la noche a la mañana de que soy capaz, de que puedo hacerlo, yo no puedo cambiar mi manera de ser y de pensar. Pues tienes razón, por eso, en este apartado, el objetivo es que seas consciente de cómo el convencimiento te puede poner en acción, de cómo tus creencias sobre ti determinan lo que eres y de cómo utilizar ese poder a favor tuyo.
Puede que creas que te faltan recursos, que no puedes aspirar a tanto, que tus objetivos son difíciles para ti, que no tienes las capacidad de conseguirlo...

Y seguramente es eso lo que les diferencia del resto, que los demás no lo pensamos.
Tenemos un serie de creencias limitadoras que nos obstaculizan a cumplir nuestros objetivos, hace unos meses di con un artículo escrito por Mertxe Pasamontes, autora del libro “Coaching, un paso hacia el futuro”, libro que os recomiendo, para introduciros en el mundo del coaching de forma muy sencilla y a través de vídeos, el artículo está colgado en la red en su blog: http://www.mertxepasamontes.com Y os dejo con él:
¿Reconoces tus creencias limitadoras?
Decía Igor Sikorsky (el ingeniero que desarrolló algunos de los primeros modelos de aviones y helicópteros) que: Según respetados textos de aeronáutica, el abejorro no puede volar a causa de la forma y el peso de su cuerpo en relación con la superficie de sus alas. Pero el abejorro no lo sabe. Y por eso sigue volando.
Las creencias son significados, interpretaciones, definiciones, etiquetas que ponemos a la realidad. Son interpretaciones de la realidad, no hechos verificables. Son hipótesis que tenemos sobre algo que no se pueden demostrar (si se pudieran demostrar, estaríamos hablando de ciencia o de hechos objetivos, no de creencias). Lo malo es que en muchas ocasiones no somos capaces de hacer esa distinción tan fácilmente. Tenemos una determinada experiencia sobre algo y la generalizamos. Tenemos creencias sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre las cosas. A veces se realiza una distinción conceptual entre valores (conscientes) y creencias (inconscientes). Pero el caso, es que las creencias, seamos o no conscientes de ello, determinan nuestro comportamiento.
Veamos algún ejemplo sencillo: (caso real) un chico se encuentra en una discoteca y ve a una mujer que le gusta pero no se acerca a decirle nada. Se excusa diciendo que no era el momento. Cuando exploras un poco más descubres que en realidad piensa que es muy poco atractivo para atraer a una mujer guapa. Otro caso (real), una persona no le pide un aumento a su jefe porque dice que no es el momento. Cuando indagas el verdadero motivo es que no cree en su valía profesional. Como veis, podríamos encontrar miles de ejemplos a poco que miremos a nuestro alrededor o en nuestro interior. La mayoría de las supersticiones, son también un tipo de creencias, como vemos en este ejemplo de Miquel Barcelò cuando responde a la pregunta de si tiene algún amuleto: Tengo mi gri-gri,amuleto preparado hace veinte años por mi amigo brujo de Mali. ¡No tomaría un avión si me lo dejara en casa!

Cambiar creencias no es fácil ya que el proceso de creación de las mismas empieza en nuestra más “tierna infancia” en el contexto familiar, escolar y social y prosigue en la edad adulta. Es difícil sustraerse de eso. Pero como dice Borja Vilaseca en su artículo sobre La crisis de los 40 : Sólo cuestionando las creencias con las que hemos ido creando nuestra identidad, podemos llegar a ser libres mentalmente“.
Existen diversos modos de hacerlo, como puede ser con un proceso de selfcoaching, poniendo en cuestión nosotros mismos aquellas creencias que creemos que nos limitan o con ayuda externa (como el coaching, la terapia, cursos, etc) si son creencias profundamente arraigadas. En cualquier caso es un sano ejercicio de higiene mental, deshacernos de aquello que nos limita sin ningún motivo real. Otra cosa son los hechos